“Y te enviaré mi canción:
«Se canta lo que se pierde»,
con un papagayo verde
que la diga en tu balcón”
A. Machado
… y que queréis que os diga, si nada es capaz de llenar esta ausencia. Ya sé que es Nochevieja, que es tiempo de festejar, y de pasarlo bien. Pero no me sale de dentro. Y sé que si estuviera él, estaría presto a la celebración. E incluso se hubiera arrancado a cantar algo, como en cierta noche de verano que empezamos los dos mano a mano a repasar todo el repertorio del coplerío español.
Pedro y Pepa te añoran, lo descubrí esta mañana en sus maullidos y en sus ir y venir continuos. Tú seguro que estas jugando ahora con Feti, Miluflina, Adela y Maripol, dales recuerdos de nuestra parte.
Cuántas veces hablamos de cofradías, cuánto me enseñaste sobre ellas. Ya no habrá más desayunos de esos contigo, Carlos, Javier, Muela, Emilio…, que eran lo más parecido al Club Pickwick que haya podido imaginar. Ya nadie me refunfuñará, mientras me coloca la cola el Jueves Santo, diciendo que somos en mi cofradía raros para todo. Ya no me precederás en la Madrugá vistiendo el ruán negro. Ya nadie me recitará a Machado con voz sonora recuperándolo para mí. No sé porque se me vienen ahora cada dos por tres imágenes de ese maravilloso viaje a Roma que hicimos, del paseo por ese foro donde gustaste imaginar a la centuria bajando en dirección al Coliseo, de las eternas preguntas de la Pérfida, de las maravillosas comidas, de los helados de la Cremeria Monteforte, a cuyo dueño intentamos convencer de que abriera sucursal en Sevilla y de los 95 escalones del palazzo en Via della Rotonda. Ya no habrá una cacerolada para Benito, ni viaje a Roma. Como tú mismo escribiste, la sombra se ha hecho cargo de los sueños.
P.S. A todos los que leyeren estas líneas, Feliz Año Nuevo.
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