Éste, señores es el monumento al sin par Bach, que se haya enterradito justo en el edificio que está a su espalda, que a la sazón es la Iglesia de Santo Tomnás, donde tantos años trabajó. La verdad, yo no se si eso es un premio o un castigo, no quisiera yo dar con mis huesos para la eternidad en un IES, la verdad.
La ciudad es preciosa, con bellos edificios, iglesias coquetas que podrían pasar por católicas, buena comida… Ahora, eso sí, me cayó la del Tigre, parecia viernes santo con mala follá y el Cachorro en la Magdalena. Hacía tiempo que no veía llover así. El domingo en Weimar llovió a ratos, pero me dio tiempo a pasear y ver bastante, lo malo es que apenas pude hacer fotos porque se me fue la bateria y olvide llevar la otra. En fin, otra vez será.
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